El Cerro Rico tendría que ser reconocida como la mayor joya natural del mundo, porque de sus entrañas se extrae el metal blanco desde hace cinco siglos, sin que, en ese lapso, hubiera tenido un solo día en el que no hubiera sido explotado.
Las cotas (la punta) del fabuloso cerro se hallan entre los 4.400 y 4.700 metros de altura sobre el nivel del mar, lo que le confiere una mayor singularidad, puesto que en el mundo no existe otro caso similar.
El viceministro de Política Minera, Regulación y Fiscalización, Gerardo Coro, quien actuó de mediador entre cívicos y cooperativistas, porque no se ponían de acuerdo en lo que correspondía hacer, explicó que la preservación de la morfología del cerro pasaría por fijar límites técnicos para la explotación, entre las cotas mencionadas.
Por su parte, el director general de Minería, Freddy Beltrán, dijo que el ministerio del área apoyará el acuerdo al que lleguen cívicos y cooperativistas, aunque éste defina la paralización momentánea de operaciones mineras en las cotas superiores del cerro.
A propósito, habrá que recordar que hacia finales de los años 40, una agencia de noticias, que tenía como director a un periodista de apellido Nogales, informó que el Cerro Rico estaba a punto de derrumbarse totalmente. La “noticia”, como era de esperar, causó alarma, pero no fue más que producto de la imaginación de aquél. En los 90, circulo también la versión de que una empresa quería explotar el cerro a cielo abierto y después reponer su forma original.
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