La gran estafa
El fondo de inversión de Madoff sólo operaba con una clientela limitada de multimillonarios que mantenían en él su dinero a largo plazo; las ocasionales retiradas de fondos eran de poco monto y fácilmente cubiertas por medio de peticiones de más inversión a nuevos inversionistas deseosos de acceder al fondo de Madoff. Los grandes inversionistas a largo plazo mantenían sus capitales para dejarlos en herencia a sus herederos o para su jubilación.
Los ricos abogados, dentistas, cirujanos, profesores distinguidos de las mejores universidades y otros que en algún momento hubiesen necesitado retirar algo de sus fondos para una boda ocasional de altos vuelos o para la ceremonia de madurez adolescente judía (bar mitzvah) de alguno de sus hijos con invitados famosos podían hacerlo, porque Madoff no tenía problemas a la hora de recaudar más fondos entre los ricos propietarios de fábricas de confección de ropa, cuyos asalariados cobran jornales de miseria, de peligrosos empacadores de carne y de siniestros señores barriobajeros.
Madoff no era ningún Robin Hood, sus contribuciones a organizaciones filantrópicas y benéficas le facilitaban el acceso a los ricachones que formaban parte de los consejos de administración de las instituciones receptoras y probaban que él era “uno de ellos”, una especie de compañero íntimo de la misma clase elitista.
La sorpresa, el pavor y los ataques cardíacos que han seguido a la confesión de Madoff de que su negocio era una estafa piramidal han provocado tanta rabia por el dinero perdido y el descalabro de la clase pudiente como por la vergüenza de saber que los mayores y más perspicaces estafadores mundiales de Wall Street habían sido estafados por uno de los suyos.
No solamente han sufrido grandes pérdidas, sino que la imagen que tenían de sí mismos como ricos que lo eran por su inteligencia y su «linaje superior» ha quedado totalmente destrozada: de pronto se han visto abocados al mismo destino de los pendejos a quienes ellos estafaron, explotaron y desposeyeron en su ascensión a la cima. No hay nada peor para el ego que un respetable estafador sea estafado por otro estafador todavía mayor. Por eso, muchos de los que más han perdido se niegan a dar sus nombres o a poner cifras a las cantidades evaporadas y tratan de recuperarlas con la ayuda de sus abogados.
El lado positivo de la megaestafa de Madoff (la mano involuntaria de la justicia)
Incluso si es comprensible que los superricos y acaudalados, que han perdido buena parte de su jubilación y de sus fondos de inversiones sean unánimes en su condena y en sus lamentaciones por el abuso de confianza de que han sido víctimas, y que los editoriales de todos los periódicos y semanarios de mayor prestigio se hayan unido al coro de críticos moralistas, las acciones de Madoff merecen muchas alabanzas, incluso si tales alabanzas no van dirigidas a su conducta fraudulenta. Vale la pena enumerar los resultados positivos involuntarios de la estafa de Madoff:
En primer lugar, la desaparición de más de 50 mil millones de dólares disminuirá enormemente la financiación sionista usamericana de los asentamientos coloniales israelíes en los Territorios Ocupados, disminuirá los fondos que el lobby sionista AIPAC destinaba a comprar votos de congresistas y a la financiación de campañas de propaganda a favor de un ataque preventivo militar de Usamérica contra Irán. La mayoría de los inversionistas tendrán que disminuir o eliminar su compra de bonos del tesoro israelí, que subvencionan el presupuesto militar del Estado judío.
En segundo lugar, la estafa ha desacreditado todavía un poco más los altamente especulativos fondos de inversión libre, que ya se tambaleaban a causa de retiradas masivas de dinero para enjugar grandes pérdidas. Los fondos de Madoff estaban entre los más respetados y seguían atrayendo a nuevos inversionistas, pero las últimas revelaciones podrían acelerar su desaparición. Sus promotores tendrán por fin que dedicarse a un trabajo honrado y productivo.
En tercer lugar, el fraude a gran escala y a largo plazo de Madoff no fue detectado por la Securities and Exchange Commission (SEC), y ello a pesar de al menos dos comisiones de investigación. Eso hace que la credibilidad de la SEC esté por los suelos. Su enorme fallo demuestra la incapacidad de las agencias reguladoras capitalistas para detectar grandes fraudes. Este fracaso plantea la cuestión de si habrá alternativas a la inversión en Wall Street que protejan mejor los ahorros y los fondos de pensión.
En cuarto lugar, la larga asociación de Madoff con el NASDAQ, del que fue director mientras robaba miles de millones de sus clientes, sugiere que los miembros y los líderes de esta Bolsa de Valores son incapaces de reconocer a un sinvergüenza y están dispuestos a pasar por alto el comportamiento criminal de “uno de los suyos”. En otras palabras, el público inversionista ya no podrá nunca considerar que ocupar un cargo de dirigente del NASDAQ es un signo de probidad. A partir de Madoff habrá que buscar un colchón de matrimonio de gran tamaño para guardar con seguridad los restos de los ahorros familiares.
En quinto lugar, señalaré que los asesores de inversiones de los mayores bancos europeos, asiáticos y usamericanos que gestionaban miles de millones de fondos, actuaron sin la menor diligencia en el caso de las operaciones de Madoff. Aparte de las enormes pérdidas bancarias, decenas de miles de superricos influyentes y acaudalados han perdido toda su fortuna. El resultado es una pérdida absoluta de confianza en los bancos más importantes y en los instrumentos financieros, así como un descrédito general de la “pericia de los expertos”. Esto debilita el dominio financiero del comportamiento inversionista y propicia la desaparición de un importante sector de la parásita clase “rentista”, que se enriquece sin producir bien alguno ni proporcionar servicios necesarios.
En sexto lugar, como la mayoría del dinero robado por Madoff proviene de las clases altas de todo el mundo, su comportamiento ha reducido las desigualdades: se trata del “mayor nivelador” que ha existido jamás desde que se introdujo la imposición progresiva. Al arruinar a multimillonarios y llevarlos a la bancarrota, Madoff ha disminuido su capacidad de utilizar su fortuna para influenciar a los políticos en su favor, lo cual aumenta las posibilidades de influencia política de los sectores económicos menos agraciados de la sociedad de clases... e involuntariamente refuerza la democracia frente a los oligarcas financieros.
En séptimo lugar, al estafar a amigos de toda la vida, a inversionistas del mismo grupo étnico y religioso, a miembros de country club estrechamente seleccionados por su origen étnico e incluso a miembros de su familia, Madoff ha demostrado que el capital financiero no respeta ninguna de las devociones de la vida diaria: grandes y pequeños, sagrados y profanos, todos están subordinados a las reglas del capital.
En octavo lugar, entre los muchos inversionistas arruinados de Nueva York y New England hay un cierto número de señores barriobajeros (magnates de la construcción inmobiliaria), propietarios de fábricas de confección de ropa (fabricantes de ropa de diseño y juguetes) y otros que apenas pagaban el salario mínimo a las mujeres e inmigrantes que trabajaban para ellos, que solían expulsar de sus hogares a arrendatarios pobres y habían esquilmado las pensiones de sus empleados antes de trasladar sus empresas a China.
En otras palabras, la estafa de Madoff ha sido una especie de venganza “divina” laica por delitos pasados y presentes contra la clase trabajadora y los pobres. Ni que decir tiene que este involuntario Robin Hood no redistribuía entre sus empleados el dinero que afanaba, más bien reinvertía una parte en obras de beneficencia que incrementaban su imagen filantrópica y en recompensar a algunos de sus inversionistas iniciales para mantener en pie su fraude piramidal.
El noveno lugar, Madoff ha asestado un severo golpe a los antisemitas que proclaman que existe una “estrecha conspiración judía para defraudar a los gentiles”: ese bulo ha desaparecido para siempre. Entre las principales víctimas de Bernard Madoff están sus amigos y colegas judíos más íntimos, gente que compartió con él mesa y mantel en banquetes de Pascua judía y que frecuentaba los mismos templos de altos vuelos en Long Island y Palm Beach.
Bernie era muy selectivo a la hora de aceptar clientes, pero se basaba en su riqueza, no en su origen nacional, raza, religión o preferencia sexual. Era muy ecuménico y un firme abogado de la globalización. No hay nada etnocéntrico en Madoff: le ha robado mil millones de dólares al banco anglo-chino HSBC y varios miles de millones a la sucursal holandesa del banco belga Fortes. Mil cuatrocientos millones eran del Royal Bank of Scotland, del banco francés BNP Paribas, del español Banco de Santander, del japonés Nomura, por no mencionar los fondos de inversión libre en Londres y Usamérica, que han admitido su participación en Bernard Madoff Investment Securities. De hecho, Bernie era el emblema del estafador moderno, políticamente correcto, multicultural e internacional.
La facilidad con la cual los superricos de Europa le aflojaban sus fortunas ha provocado el siguiente comentario de un consultante financiero de Madrid: “Robar a los españoles más ricos era tan fácil como matar focas con un palo…” (Financial Times, 18 de diciembre de 2008 p. 16).
En décimo lugar, la estafa de Madoff dará lugar a una mayor autocrítica y a una actitud menos confiada hacia quienes se presenten como expertos financieros. Entre los judíos que hagan la autocrítica, a partir de ahora ya no confiarán en corredores de bolsa sólo por el hecho de que apoyan ciegamente a Israel y son generosos contribuyentes de los fondos sionistas.
Eso ha dejado de ser una garantía adecuada de comportamiento ético, equivalente a un certificado de buena conducta. De hecho, los corredores de bolsa que son propagandistas excesivamente ardorosos de Israel y que prometen rendimientos siempre altos a sus afiliados sionistas podrían levantar sospechas a partir de ahora: la pretensión de que “lo que es bueno para Israel...” puede muy bien ocultar un nuevo fraude.
En undécimo y último lugar, la desaparición del imperio de Madoff y de sus acaudaladas víctimas judías liberales afectará negativamente las contribuciones a las 52 organizaciones judías usamericanas más importantes, a numerosas fundaciones de Boston, Los Ángeles, Nueva York y otros lugares, así como al ala militarista Clinton/Schumer del Partido Demócrata (Madoff los financió a ambos, así como a otros congresistas defensores incondicionales de Israel). Puede que esto permita un mayor debate en el Congreso sobre la política en Oriente Próximo sin los habituales ataques vociferantes.
El Cooperativismo nace de la experiencia siguiendo un desarrollo de maduración conjunta de personas y proyectos. Tiene en su base unos principios que son tan viejos y constantes como la propia humanidad: Apoyo mutuo, respeto a la dignidad humana, prioridad del hombre sobre valores materiales, el trabajo como motor de creación de riqueza y la educación como palanca de superación y perfeccionamiento colectivo e individual.
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miércoles, 14 de enero de 2009
lunes, 12 de enero de 2009
james petras el sociólogo de la izquierda estadounidense ha elaborado un amplio estudio sobre Madoff el gran estafador aunque suaviza sus delitos. vea
Una introducción a la superestafa
Este personaje, que durante los años sesenta había sido socorrista playero, inició su andadura en las finanzas reuniendo ahorros de colegas, amigos y familiares en el entorno de los judíos más ricos de los suburbios de Long Island, Palm Beach, Florida y Manhattan, bajo la promesa de un rendimiento moderado, continuo y seguro de entre el 10% y el 12%. Madoff cubría cualquier posible retirada de fondos según el denominado «método de Ponzi» o estafa piramidal, es decir, echando mano del dinero de nuevos inversores, quienes literalmente le suplicaban que los desplumase.
Llegó a gestionar en persona un mínimo de 17 mil millones de dólares. Durante casi cuatro décadas se creó una clientela que incluía a algunos de los bancos y compañías inversoras más importantes de Escocia, España, Inglaterra y Francia, así como los principales fondos de inversión libre de Usamérica. Se hizo con casi todos los fondos de activos netos de prósperos clientes privados, que obtenía a través de corredores de bolsa pagados a comisión.
Su clientela incluía a muchos multimillonarios de Suiza, Israel y otros países, así como los fondos de activos netos más importantes de Usamérica (RMF Division of the Man Group and the Tremont). Muchos de los riquísimos estafados habían prácticamente «forzado» a Madoff a tomar su dinero, ya que éste imponía rigurosas condiciones a los clientes potenciales: insistía en que viniesen recomendados por miembros de su clientela, que depositasen cantidades sustanciales y que le garantizasen su solvencia.
La mayoría se consideraban afortunados cuando sus fondos pasaban a las arcas del respetado... estafador de Wall Street. El mensaje de Madoff era siempre el mismo: su fondo de inversión estaba cerrado... pero como venían recomendados por gente del mismo entorno (miembros del consejo de administración de organizaciones benéficas judías, recaudadores de fondos para Israel, country clubs de alta clase, etc.) o eran amigos de un amigo, de un colega o un cliente, aceptaría el dinero.
Madoff estableció consejos consultivos con miembros distinguidos, contribuyó enormemente a museos, hospitales y selectas organizaciones culturales. Era un miembro prominente de exclusivos country clubs de Palm Beach y Long Island. Su reputación se vio realzada por los resultados de sus fondos, que jamás declararon pérdida alguna, lo cual es un argumento fundamental para atraer a inversionistas millonarios.
Compartía con su acaudalada clientela de judíos y gentiles un estilo de vida aristocrático, con una mezcla de filantropía cultural y discreta especulación financiera. «Engatusaba» a sus colegas con una suave pero autoritaria apariencia de “maestría”, recubierta de un barniz de colegialidad entre ricachones, de una profunda implicación con el sionismo y de amistades de toda la vida.
El megafondo de Bernie compartía muchas características con los recientes chanchullos financieros: un rendimiento elevado y constante, inigualado por cualquier otro corredor de bolsa; ausencia de supervisión por parte de terceros; una compañía de contabilidad en la sombra físicamente incapaz de auditar sus multimillonarias operaciones financieras; un control personal de las operaciones de correduría de bolsa comerciante y una confusión absoluta en lo relativo a sus inversiones.
Los ricos y famosos, los inversionistas más sofisticados, los consultantes de elevado salario, los máster en administración financiera de Harvard y todo el ejército de reguladores de la US Security and Exchange Commission (SEC) pasaban por alto las similitudes de Madoff con otros defraudadores, y ello porque estaban totalmente implicados en la cultura corrupta del «agarra el dinero y vete pitando» y del «si sacas tajada no hagas preguntas». La reputación de suprema sabiduría que aureola a un supuestamente próspero judío de Wall Street alimentó el autoengaño y los estereotipos de gentiles multimillonarios.
Este personaje, que durante los años sesenta había sido socorrista playero, inició su andadura en las finanzas reuniendo ahorros de colegas, amigos y familiares en el entorno de los judíos más ricos de los suburbios de Long Island, Palm Beach, Florida y Manhattan, bajo la promesa de un rendimiento moderado, continuo y seguro de entre el 10% y el 12%. Madoff cubría cualquier posible retirada de fondos según el denominado «método de Ponzi» o estafa piramidal, es decir, echando mano del dinero de nuevos inversores, quienes literalmente le suplicaban que los desplumase.
Llegó a gestionar en persona un mínimo de 17 mil millones de dólares. Durante casi cuatro décadas se creó una clientela que incluía a algunos de los bancos y compañías inversoras más importantes de Escocia, España, Inglaterra y Francia, así como los principales fondos de inversión libre de Usamérica. Se hizo con casi todos los fondos de activos netos de prósperos clientes privados, que obtenía a través de corredores de bolsa pagados a comisión.
Su clientela incluía a muchos multimillonarios de Suiza, Israel y otros países, así como los fondos de activos netos más importantes de Usamérica (RMF Division of the Man Group and the Tremont). Muchos de los riquísimos estafados habían prácticamente «forzado» a Madoff a tomar su dinero, ya que éste imponía rigurosas condiciones a los clientes potenciales: insistía en que viniesen recomendados por miembros de su clientela, que depositasen cantidades sustanciales y que le garantizasen su solvencia.
La mayoría se consideraban afortunados cuando sus fondos pasaban a las arcas del respetado... estafador de Wall Street. El mensaje de Madoff era siempre el mismo: su fondo de inversión estaba cerrado... pero como venían recomendados por gente del mismo entorno (miembros del consejo de administración de organizaciones benéficas judías, recaudadores de fondos para Israel, country clubs de alta clase, etc.) o eran amigos de un amigo, de un colega o un cliente, aceptaría el dinero.
Madoff estableció consejos consultivos con miembros distinguidos, contribuyó enormemente a museos, hospitales y selectas organizaciones culturales. Era un miembro prominente de exclusivos country clubs de Palm Beach y Long Island. Su reputación se vio realzada por los resultados de sus fondos, que jamás declararon pérdida alguna, lo cual es un argumento fundamental para atraer a inversionistas millonarios.
Compartía con su acaudalada clientela de judíos y gentiles un estilo de vida aristocrático, con una mezcla de filantropía cultural y discreta especulación financiera. «Engatusaba» a sus colegas con una suave pero autoritaria apariencia de “maestría”, recubierta de un barniz de colegialidad entre ricachones, de una profunda implicación con el sionismo y de amistades de toda la vida.
El megafondo de Bernie compartía muchas características con los recientes chanchullos financieros: un rendimiento elevado y constante, inigualado por cualquier otro corredor de bolsa; ausencia de supervisión por parte de terceros; una compañía de contabilidad en la sombra físicamente incapaz de auditar sus multimillonarias operaciones financieras; un control personal de las operaciones de correduría de bolsa comerciante y una confusión absoluta en lo relativo a sus inversiones.
Los ricos y famosos, los inversionistas más sofisticados, los consultantes de elevado salario, los máster en administración financiera de Harvard y todo el ejército de reguladores de la US Security and Exchange Commission (SEC) pasaban por alto las similitudes de Madoff con otros defraudadores, y ello porque estaban totalmente implicados en la cultura corrupta del «agarra el dinero y vete pitando» y del «si sacas tajada no hagas preguntas». La reputación de suprema sabiduría que aureola a un supuestamente próspero judío de Wall Street alimentó el autoengaño y los estereotipos de gentiles multimillonarios.
sábado, 10 de enero de 2009
estamos ante un nuevo caso de entidades que captan dinero prometiendo beneficios. a la hora de horas no hay dinero ni beneficios!
hasta cuándo las estafas piramidales? porqué no actúa la superintendencia?
Un grupo de comerciantes del mercado Los Pozos y de La Ramada denunció ayer en la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen, que fue estafado por los dueños de la Financiera Tu Apoyo SC, cuyas oficinas funcionaban en la avenida Landívar.
Jimena Vidaurre, una de las estafadas, dijo que daba cada día entre Bs 10 y 100 hasta que reunió Bs 5.000, a cambio recibía el 5% de interés mensual. “Ellos iban a los mercados y ofrecían premios adicionales para convencer a los clientes. Al que llegaba a Bs 2.000 le entregaban una licuadora, por Bs 4.000 daban un juego de ollas, por Bs 6.000 una plancha y por Bs 7.500 regalaban un DVD, un televisor y un celular”, relató la mujer.
La tarde de ayer algunas de las víctimas tomaron las oficinas de la financiera para evitar que saquen las dos computadoras, un juego de living y tres escritorios que hay en dichas instalaciones. En el lugar sólo estaba la recepcionista.
Ella dijo estar sorprendida por la reacción de la gente. Contó que le deben cinco meses de sueldo, pero que esperará hasta el lunes, mientras que el dueño de la casa dijo que le adeudan $us 2.500 por cinco meses de alquiler.El dueño de un negocio contó que él depositó $us 8.500 en la financiera. Hay más de un centenar de víctimas. La mayoría de los socios es de los mercados.
Un grupo de comerciantes del mercado Los Pozos y de La Ramada denunció ayer en la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen, que fue estafado por los dueños de la Financiera Tu Apoyo SC, cuyas oficinas funcionaban en la avenida Landívar.
Jimena Vidaurre, una de las estafadas, dijo que daba cada día entre Bs 10 y 100 hasta que reunió Bs 5.000, a cambio recibía el 5% de interés mensual. “Ellos iban a los mercados y ofrecían premios adicionales para convencer a los clientes. Al que llegaba a Bs 2.000 le entregaban una licuadora, por Bs 4.000 daban un juego de ollas, por Bs 6.000 una plancha y por Bs 7.500 regalaban un DVD, un televisor y un celular”, relató la mujer.
La tarde de ayer algunas de las víctimas tomaron las oficinas de la financiera para evitar que saquen las dos computadoras, un juego de living y tres escritorios que hay en dichas instalaciones. En el lugar sólo estaba la recepcionista.
Ella dijo estar sorprendida por la reacción de la gente. Contó que le deben cinco meses de sueldo, pero que esperará hasta el lunes, mientras que el dueño de la casa dijo que le adeudan $us 2.500 por cinco meses de alquiler.El dueño de un negocio contó que él depositó $us 8.500 en la financiera. Hay más de un centenar de víctimas. La mayoría de los socios es de los mercados.
jueves, 8 de enero de 2009
dos nuevas "pirámides" descubre opinion en nota editorial grupo MORIAH y ALFA y OMEGA
Las estafas siguen de moda
Quienes pierden son los más pobres o los últimos en llegar a la pirámide, pues nadie paga sus aportes. Por esto se necesita también mejorar los mecanismos de prevención de las estafas piramidales.
La Superintendencia de Bancos y Entidades Financieras alertó al público sobre nuevas entidades financieras que funcionan sin autorización. Se trata de las empresas Grupo Internacional Moriah y la Fundación Cristiana Alfa y Omega (Fundao) que captan depósitos, ofrecen préstamos y otras actividades financieras al margen de la ley. La Cooperativa de Ahorro y Crédito cerrada Alfa y Omega, con domicilio en Cochabamba, tampoco está autorizada a captar dinero del público con el programa “Casa propia a precio de regalo”.
El problema es que antes de que la Superintendencia de Bancos realice la advertencia, decenas de personas ya fueron tentadas a participar de las ofertas de entidades financieras no autorizadas. El pasado año, unas veinte mil personas perdieron 50 millones de dólares con la estafa de las financieras ilegales Roghel, LV Pharma y Orión Inversiones. Prometían intereses superiores al 10 por ciento y hasta ahora los ahorristas no pueden recuperar su capital. Es urgente tipificar los delitos de las estafas piramidales y endurecer las sanciones. Con la normativa actual se facilita la impunidad y la fuga de los estafadores.
La propuesta de la Superintendencia de Bancos es sancionar las estafas piramidales con más de diez años de cárcel y obligar a los estafadores resarcir los daños antes de ser liberados. Además se necesita reestructurar la justicia para que ésta actúe en beneficio de las víctimas y no del estafador.La forma básica de estafa piramidal, conocida como esquema Ponzi, funciona con la captación de dinero de algunos clientes a quienes se compromete a traer más personas, con cuyos depósitos la empresa paga el interés mensual prometido a las primeras. Con el tiempo, los primeros “inversores” se convierten en cómplices del organizador, quien ante la insostenibilidad de la pirámide, huye con el dinero.
Quienes pierden son los más pobres o los últimos en llegar a la pirámide, pues nadie paga sus aportes. Por esto se necesita también mejorar los mecanismos de prevención de las estafas piramidales.
La Superintendencia de Bancos y Entidades Financieras alertó al público sobre nuevas entidades financieras que funcionan sin autorización. Se trata de las empresas Grupo Internacional Moriah y la Fundación Cristiana Alfa y Omega (Fundao) que captan depósitos, ofrecen préstamos y otras actividades financieras al margen de la ley. La Cooperativa de Ahorro y Crédito cerrada Alfa y Omega, con domicilio en Cochabamba, tampoco está autorizada a captar dinero del público con el programa “Casa propia a precio de regalo”.
El problema es que antes de que la Superintendencia de Bancos realice la advertencia, decenas de personas ya fueron tentadas a participar de las ofertas de entidades financieras no autorizadas. El pasado año, unas veinte mil personas perdieron 50 millones de dólares con la estafa de las financieras ilegales Roghel, LV Pharma y Orión Inversiones. Prometían intereses superiores al 10 por ciento y hasta ahora los ahorristas no pueden recuperar su capital. Es urgente tipificar los delitos de las estafas piramidales y endurecer las sanciones. Con la normativa actual se facilita la impunidad y la fuga de los estafadores.
La propuesta de la Superintendencia de Bancos es sancionar las estafas piramidales con más de diez años de cárcel y obligar a los estafadores resarcir los daños antes de ser liberados. Además se necesita reestructurar la justicia para que ésta actúe en beneficio de las víctimas y no del estafador.La forma básica de estafa piramidal, conocida como esquema Ponzi, funciona con la captación de dinero de algunos clientes a quienes se compromete a traer más personas, con cuyos depósitos la empresa paga el interés mensual prometido a las primeras. Con el tiempo, los primeros “inversores” se convierten en cómplices del organizador, quien ante la insostenibilidad de la pirámide, huye con el dinero.
inteligente columnista de los tiempos compara las estafas piramidales de Madoff y los casos Finsa, Andina y otros en Bolivia
Cuando se analiza el multimillonario fraude cometido por Bernard Madoff se llega a inevitables comparaciones con casos similares respecto a como opera la delincuencia, pero no en los montos manejados en Bolivia. Para ponernos en contexto, en los últimos años tuvimos en el país casos similares con la Inmobiliaria Andina, en Santa Cruz; FINSA, en Cochabamba, y los recientemente denunciados por las autoridades financieras.
Madoff, un financista que basó su fama y prestigio al haber sido presidente del mercado tecnológico Nasdaq, creó una sociedad financiera internacional que lleva su nombre y un gigantesco sistema financiero de tipo piramidal cuyas cifras estimadas superan hasta ahora los $us 50.000 millones. No hay diferencia entre el sistema piramidal creado por Madoff y los que funcionaron en Bolivia.
El proceso es sencillo: se captan fondos de inversores privados a quienes se promete grandes rentabilidades, que son pagadas con el dinero obtenido de otros inversores en una larga cadena piramidal, que se rompe cuando es imposible cubrir el pago de los intereses a los inversores o el creador de la pirámide desaparece con el dinero de los inversores, o cuando la situación se hace insostenible, como el caso Madoff, en el que los hijos del mismo organizador, asustados por la descomunal proporción de los valores en juego, denunciaron esta situación a las autoridades financieras.
La diferencia entre el caso Madoff y los que hubo en el país está en los montos en juego; obviamente, no podría haber una comparación razonable de acuerdo con el tipo de mercados donde operan, lo que constituye una diferencia sustancial. Donde no hay diferencias es en el motivo que hace que los particulares inviertan en este tipo de operaciones, a pesar de conocerse casos similares que se presentaron en el pasado. Ese motivo lo encontramos en la angurria, en querer ganar sin hacer esfuerzo.
Todos los inversionistas en este tipo de estafa, independientemente del tipo de formación que tengan, basan su inversión en estas operaciones, en esa angurria que supera cualquier límite racional. El 80% de las víctimas que caen en este tipo de operaciones fraudulentas en nuestro país, proviene de estratos sociales de media clase baja para abajo, con un nivel de educación también primario; en el otro porcentaje encontramos personas de estrato social superior y con educación universitaria. Todas tienen un denominador común: la angurria.
En el caso Madoff sorprende que el mayor porcentaje de víctimas de la estafa piramidal sean instituciones financieras internacionales del más alto nivel, entre ellas el BNB Paribas y Credit Agricole, de Francia, el Banco Santander y el BBVA de España, instituciones donde muchos de los inversionistas no dudarían en depositar su dinero por la confianza que estas entidades generan. Dos reflexiones podemos sacar de este análisis: la pobreza de los marcos regulatorios, que permiten movimientos monstruosos de sumas de dinero en operaciones especulativas; por lo menos en Bolivia, la Superintendencia de Bancos y Entidades Financieras, de manera inteligente y a pesar de que este tipo de organizaciones no tienen sus actividades reguladas y fiscalizadas, se inmiscuye advirtiendo de las irregularidades de estas operaciones.
Y la otra reflexión es que no importa el nivel de educación, de preparación y de profesionalismo (quién dudaría de un banco europeo de primer nivel); cuando la angurria entra en la conciencia de los hombres, se rompen las fronteras de la razón y la prudencia. (de la sección Puntos de Vista del diario Los Tiempos. CBA.)
Madoff, un financista que basó su fama y prestigio al haber sido presidente del mercado tecnológico Nasdaq, creó una sociedad financiera internacional que lleva su nombre y un gigantesco sistema financiero de tipo piramidal cuyas cifras estimadas superan hasta ahora los $us 50.000 millones. No hay diferencia entre el sistema piramidal creado por Madoff y los que funcionaron en Bolivia.
El proceso es sencillo: se captan fondos de inversores privados a quienes se promete grandes rentabilidades, que son pagadas con el dinero obtenido de otros inversores en una larga cadena piramidal, que se rompe cuando es imposible cubrir el pago de los intereses a los inversores o el creador de la pirámide desaparece con el dinero de los inversores, o cuando la situación se hace insostenible, como el caso Madoff, en el que los hijos del mismo organizador, asustados por la descomunal proporción de los valores en juego, denunciaron esta situación a las autoridades financieras.
La diferencia entre el caso Madoff y los que hubo en el país está en los montos en juego; obviamente, no podría haber una comparación razonable de acuerdo con el tipo de mercados donde operan, lo que constituye una diferencia sustancial. Donde no hay diferencias es en el motivo que hace que los particulares inviertan en este tipo de operaciones, a pesar de conocerse casos similares que se presentaron en el pasado. Ese motivo lo encontramos en la angurria, en querer ganar sin hacer esfuerzo.
Todos los inversionistas en este tipo de estafa, independientemente del tipo de formación que tengan, basan su inversión en estas operaciones, en esa angurria que supera cualquier límite racional. El 80% de las víctimas que caen en este tipo de operaciones fraudulentas en nuestro país, proviene de estratos sociales de media clase baja para abajo, con un nivel de educación también primario; en el otro porcentaje encontramos personas de estrato social superior y con educación universitaria. Todas tienen un denominador común: la angurria.
En el caso Madoff sorprende que el mayor porcentaje de víctimas de la estafa piramidal sean instituciones financieras internacionales del más alto nivel, entre ellas el BNB Paribas y Credit Agricole, de Francia, el Banco Santander y el BBVA de España, instituciones donde muchos de los inversionistas no dudarían en depositar su dinero por la confianza que estas entidades generan. Dos reflexiones podemos sacar de este análisis: la pobreza de los marcos regulatorios, que permiten movimientos monstruosos de sumas de dinero en operaciones especulativas; por lo menos en Bolivia, la Superintendencia de Bancos y Entidades Financieras, de manera inteligente y a pesar de que este tipo de organizaciones no tienen sus actividades reguladas y fiscalizadas, se inmiscuye advirtiendo de las irregularidades de estas operaciones.
Y la otra reflexión es que no importa el nivel de educación, de preparación y de profesionalismo (quién dudaría de un banco europeo de primer nivel); cuando la angurria entra en la conciencia de los hombres, se rompen las fronteras de la razón y la prudencia. (de la sección Puntos de Vista del diario Los Tiempos. CBA.)
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