en homenaje al gran cooperativista Jorge Grágeda
predicó siempre el valor de la educación cooperativa, tras su muerte cobra de nuevo actualidad
Mauricio Aira
Del pensamiento que inspiró la existencia del cooperativismo en Bolivia, especialmente dentro del cual militamos durante años el de Ahorro y Crédito que en pocos años logró derrotar a la usura e imponer un nuevo concepto de ahorro en base al esfuerzo, a la constancia y la fe cooperativa. Si vamos a recorrer la gama de sus ideas, algunas agrupadas en cuanto a la madurez del movimiento nos parecen apremiantes para precisar, justamente, nuestra concepción.
Para que seamos un movimiento maduro necesitamos detenernos en el estado de conciencia que regula la relación intercooperativa y la convivencia con otros signos de opulencia y de prestigio aparentes. La formación moral debe continuar siendo la base de la formación social. Por ello recomendaba que la manera más eficaz de asegurar el bien social era procurando la perfección personal desinteresada.
El cooperativismo reclama hombres recios, no "señoritos" y que sientan en su conciencia el llamado al trabajo, que sean militantes de la causa de la libertad y la justicia, no indiferencias ni pasivos ante un mundo nuevo que hay que construir.
Los constructores de la grandeza de la humanidad son loos pocos que consagran su vida a los valores espirituales y morales, con la virtud de la generosidad, la buena voluntad capaces de encontrar soluciones a los problemas más difíciles. No se encuentran obras grandes sin el condimento de la generosidad de sus operadores, que dejan de lado el egoísmo personal. Como signo de la madurez imprescindible está "el saber dominarse" para sostenerse en pie con firmeza derrotando a la quinta columna de la cooperación que son los egoístas y los individualistas.
Las verdades y las leyes matemáticas, morales o sociales, implican servidumbre y acarrean bienes a quienes asuman los retos en la formación del carácter, el dominio propio, la preparación técnica, la calidad moroal, la conciencia social para guardar equilibrio y no ser arrados como gota perdida en un rio "que va ir a dar a la mar"
Los líderes del movimiento tienen que prioritar hacer hombres, antes que hacer jefes. Antes de practicar las relaciones públicas y la cortesía hay que aprenderse a olvidarse de sí mismos. Muchos olvidan la moral y la conciencia y caen en decadencia, en una barbarie en la que no están ni el orden ni la armonía. El ímpetu y la bravura sólos no ayudan a superar las carencias ni a remediar la impotencia.
Le echamos la culpa de cuanto de malo sucede a las instituciones, a las formas políticas o sociales, sin olvidar que la fuente de la maldad o de la bondad está en cada individuo, la dignidad, la honradez, la rectitud, el mayor mal de un pueblo no es la forma en que es gobernado, sino el abandono del sentido moral y de la conciencia. Es bueno reconocer nuestras limitaciones, nuestra dependencia y la jerarquía de valor. Saber que la razón debe imponerse al instinto y la existencia de una suprema ley natural a la cual deberíamos estas sometidos y ser parte de ella.
Parte de estos pensamientos han sido recopilados recientemente por Joxe Azurmendi de los textos escritos por Jose Maria Arizmendiarrieta fundador de la Corporación Cooperativa Mondragón.
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