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jueves, 8 de julio de 2010

dos elementos presenta el desmoronamiento del Cerro Rico. uno la pérdida de su figura cónica y otro la presión de mineros para trsladar su explotación

La información periodística alerta de la exigencia del Comité Cívico de Potosí para que el Gobierno asuma su responsabilidad para preservar la estructura del histórico Cerro Rico y haga algo para evitar que los cooperativistas mineros continúen con la explotación de minerales en condiciones que provocan un daño que puede ser irreparable para la estructura del cerro declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad en 1986 y que en estos últimos años ha sufrido hundimientos que hacen temer por su estabilidad.

Hace un año, también por exigencias de los cívicos potosinos, el Gobierno había emitido una resolución por la cual se prohibía las operaciones mineras por encima de la cota 4.400, determinación que —según las autoridades cívicas— las cooperativas no cumplen. Ante el último hundimiento sucedido en el cerro hace pocas semanas, y que ha desfigurado la clásica imagen del cerro, dirigentes de las cooperativas mineras sostienen que estos fenómenos no son ocasionados por la explotación minera, sino por el calentamiento global, una hipótesis poco creíble, ya que según los estudios iniciados, estos hundimientos son causados por la extracción de los bloques de mineral que sirven de sostén interior del cerro.

Lejos de ser un símbolo nacional —recordemos que su imagen ocupa la parte central del escudo nacional— el Cerro Rico de Potosí es sin lugar a dudas un emblema de la historia de la humanidad, ya que su explotación a partir del siglo XVI para adelante no sólo sirvió para hacer de Potosí uno de los centros urbanos más grandes de ese tiempo, su explotación minera impulsó el nacimiento de la era industrial en el mundo, el nacimiento del capitalismo. De allí la preocupación expresada por organismos como la UNESCO que han solicitado tres informes —geotécnico, topográfico y geofísico— relacionados con la estabilidad del macizo y para cuya conclusión se busca el financiamiento de 200 mil dólares, que el Ministerio de Culturas no los tiene.

Cabe anotar que la posición de las cooperativas mineras también es irreductible, ya que amenazan con la movilización de más de 12 mil mineros de las 41 cooperativas que allí trabajan a fin de conservar sus fuentes laborales. Los dirigentes cívicos sostienen que se ha solicitado a la Comibol que estos trabajos se trasladen a zonas vecinas de manera que esta explotación no ponga en riesgo la estructura del monumento. Por otro lado, además de la Ministra de Culturas, impulsada por los compromisos con la UNESCO, instituciones como el Ministerio de Minas o la Comibol no se han manifestado ante este problema.

Lo cierto es que las autoridades de Gobierno tienen la obligación de tomar cartas en el asunto, más allá de los compromisos políticos que puedan tener con ciertos sectores. Es evidente que las riquezas que el Cerro Rico guarda están muy lejos de agotarse, tal vez sea posible impulsar estudios geológicos que permitan encontrar métodos de explotación, que seguramente los hay, que no dañen de ninguna manera las estructuras del cerro. Por otro lado, deberá existir un serio compromiso de los cooperativistas de respetar las normas que se determine. Claro, todo dependerá de la decisión del Gobierno plurinacional de conservar este gran símbolo de la historia de la humanidad.

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