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domingo, 5 de febrero de 2012

Edwin Tapia hasta hace 7 semanas Gerente General de COBOCE nos ofrece una puntualización de al menos dos temas que hacen a la administración: la desagregación tecnológica y el financiamiento de la nueva planta

Durante los últimos días, quizá por lo que está sucediendo al interior de Coboce, mucha gente me ha buscado o me ha llamado por teléfono para dialogar sobre la Cooperativa Boliviana de Cemento, Industrias y Servicios Ltda, hubieron preguntas, sugerencias y también críticas. He ofrecido a esa gente respetable ir aclarando, poco a poco, los diversos temas planteados. No tocaré nada de lo que corresponde a la nueva administración de la entidad.
Las dos preguntas más importantes que se me han formulado, son relativas a la instalación de la nueva planta de cemento en Irpa Irpa. La gente quiere saber con qué tecnología se está realizando ese trabajo y las condiciones del financiamiento. A propósito de la primera pregunta es importante explicar con el mayor cuidado, la procedencia de la maquinaria y el método de la desagregación tecnológica que estamos utilizando.
La fábrica fue adquirida de Policius, una firma alemana que vende ingeniería, maquinaria y asistencia técnica. Todo esto se adquirió por un valor de 26 millones de dólares, sólo una parte de la inversión total. El contrato inicial fue suspendido con grave riesgo de perder los adelantos pagados y de asumir los daños y perjuicios. Cuando yo me hice cargo de la gerencia general, juntamente con personeros de Cemento Irpa Irpa, hicimos gestiones laboriosas para reconstituir el contrato y fijar un precio razonable. De otro modo, la instalación de la nueva planta hubiera quedado definitivamente cancelada. Con esa operación de reposición del contrato, Coboce ganó respetabilidad, ventajas económicas importantes y garantizó sin ningún riesgo la instalación de la nueva planta. Podemos decir que con esas acciones recién comenzó la verdadera construcción de la nueva planta con capacidad inicial de 1.600 toneladas y las consecuencias sociales correspondientes.
El método que seguramente formará parte de las políticas de industrialización de los países dependientes, es la desagregación tecnológica que consiste en desarmar, teóricamente, la fábrica en conjuntos, subconjuntos, partes y piezas. Visión desagregada que hace posible definir lo que se puede producir en el país. Dicho método permite lograr tres objetivos esenciales: a) Iniciar en Bolivia la producción de fábricas de cemento, es decir, convertirnos en un centro productor de nuevas unidades industriales. b) Ahorrar porcentajes importantes de dinero, obviamente favoreciendo la balanza de pagos del país. c) Se logra un avance tecnológico que cambia radicalmente el pensamiento y la conducta de profesionales, técnicos y obreros. No debe olvidarse que en última instancia la tecnología no está en las cosas, sino en la cabeza de las personas. Ahora, los cobocianos pueden producir por lo menos el 30 por ciento de la fábrica. En caso de poseer talleres metalmecánicos más avanzados, podrían fabricar lo que ahora se está comprando de la Argentina y del Brasil.
Es lamentable que los estudiosos de Coboce y aun muchos de los que están adentro, no tomen en cuenta esos avances tecnológicos que hacen de Coboce no sólo una fábrica de cemento, si no una estructura fundamental capaz de crear nuevos procesos productivos en la perspectiva de una dinámica nacional de verdadero progreso y liberación. La desagregación tecnológica ha permitido formar técnicos que pueden trabajar con gran certidumbre en cualquier lugar del mundo. 
Otro aspecto que no se ha explicado, con debida claridad, es el financiamiento. Hay dos errores en esta materia, unos que creen que estamos instalando la nueva planta con dinero que tenía la cooperativa y otros que simplemente no tienen la menor idea en esta materia. En relación con la primera hipótesis, es necesario decir, claramente, que la mayor parte de obras que ha realizado Coboce han sido financiadas con dinero prestado de la banca nacional. Respecto de la segunda forma de pensar, es urgente decir que en economía no hay milagros y que el dinero no viene de la nada. Todo lo que hemos hecho es con financiamiento de instituciones de intermediación financiera que reconocen y confían en la capacidad y solvencia de la institución. La realidad cobociana es resultado heroico del trabajo de profesionales y obreros laboriosos y honestos.
Al principio, se pensó lograr el financiamiento necesario de un banco de fomento alemán y también del Banco Interamericano de Desarrollo BID. Estas dos entidades financieras calificaron con mucho cuidado a Coboce, habiendo llegado a la conclusión que era altamente confiable.  Sin embargo, en ese entonces, es decir, cuatro años atrás, el país estaba en un proceso revolucionario convulsionado con poca o ninguna estabilidad jurídica e institucional, por lo que, los potenciales financiadores, postergaron para otros tiempos sus préstamos a Bolivia. Ante tal negativa, otra empresa, seguramente, hubiera pospuesto, indefinidamente, su proyecto.  Nosotros fortalecimos la organización interna y elaboramos una estrategia de alto nivel para que la banca nacional reconsiderara su posición frente a Coboce. En ese propósito la titularización de flujos futuros fue un avance, simplemente admirable de la cooperativa.
La titularización de flujos futuros, es una forma de captar recursos del mercado nacional sin incurrir en hipotecas ni garantías bancarias. Lo que se compromete es la seriedad y solvencia de la empresa. Así hemos logrado un financiamiento de 40 millones de dólares del ahorro interno con intereses razonables y plazos acomodados al tiempo que será necesario para la instalación, puesta en marcha y nivel de rentabilidad de la nueva planta. En cualquier lugar del mundo los autores de esta proeza hubieran sido no sólo aplaudidos, sino premiados. Aquí, lamentablemente, en algunas circunstancias, cuando la sin razón aparece con fuerza inusitada, la inteligencia queda no sólo relegada, sino en la proyección de una extraña sanción.
Gracias a la titularización se regularizaron los compromisos de Coboce con la banca nacional, lo que sirvió para que la mayor parte de los bancos, quizá todos, abrieran nuevas líneas de crédito. Con todo esto se garantizó el financiamiento total para instalar la nueva planta. En la gestión de la que hablo, estaba comprometida y plenamente segura la conclusión de la obra a mediados del presente año. 
En relación con este objetivo fundamental, en notas que he enviado oportunamente a los Consejos de Administración y Vigilancia, tres son los aspectos que deben ser tomados en cuenta con la seriedad necesaria: a) Si la nueva instalación no se realiza oportunamente, cada mes de atraso, significará un aumento considerable de la inversión y consiguientemente de la deuda. b) La postergación de la conclusión de la planta, supone la no producción de por lo menos dos mil toneladas de cemento cada día y c) en un país, como el nuestro, estructuralmente débil e inestable hay el riesgo de una disminución drástica de la demanda. Para evitar cualquiera de los extremos anotados, es urgente que la ampliación esté en manos de los mejores profesionales de Coboce, dedicados exclusivamente a ese trabajo.
En la proyección generosa del cooperativismo, es obvio que los avances tecnológicos y económicos redunden, en la situación de los cooperativistas y en dimensión más amplia de Cochabamba y del país. Coboce siendo una cooperativa autónoma, por las funciones que cumple, forma parte de los grandes paradigmas que constituyen el patrimonio cochabambino.
En relación con otros temas que me ha planteado la gente a la que va dirigida este trabajo, iré respondiendo posteriormente, sin embargo, hay algunos respecto de los cuales, dada mi nueva situación yo ya NO tengo nada que hacer, lo que quiere decir que tendrán que ser respondidos por la nueva administración de la institución, obviamente, de acuerdo con los planes y formas de conducta de ese nivel.
Es conveniente informar a los cooperativistas, a los cochabambinos y al país que actualmente la cooperativa tiene otra dirección. En la lógica de sus propias responsabilidades trabaja con gente que piensa y hace las cosas como ellos, lo cual parece normal en una entidad múltiple y plural en la que hay diferentes tendencias y niveles. Finalmente es importante recordar que en Coboce hay una auditoría que evalúa y califica permanente y sistemáticamente el trabajo de todos los niveles de la administración. Al final de cada gestión se contrata a la mejor firma auditora para que evalúe y califique la gestión total. El informe del Consejo de Administración que fue presentado mediante mi persona en la asamblea general de diciembre del 2011 fue aprobado con aplauso por unidad absoluta, esto consta en el acta correspondiente.

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