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jueves, 12 de enero de 2012

OPINION editorializa sobre el rol del cooperativismo en la sociedad actual y presenta el sistema como alternativa para resolver la crisis que nos agobia. Nosotros hemos repetido siempre. en España Mondragón, en Bolivia COBOCE son la solución


El cooperativismo es una opción ante la crisis financiera mundial por su capacidad de dinamizar la economía, teniendo como motor el auténtico desarrollo de la persona.

La Organización de Naciones Unidas (ONU) declaró a esta gestión como el Año del Cooperativismo, en reconocimiento al aporte del movimiento cooperativo al mundo. Las cooperativas favorecen una economía democrática centrada en las personas, cuidan el medio ambiente y, al mismo tiempo, promueven el crecimiento económico, la justicia social y una globalización justa. Las cooperativas desempeñan un papel cada vez más importante en la prevención y reducción de la pobreza y son un importante factor de desarrollo.

En Bolivia hay alrededor de dos mil cooperativas productivas, industriales, agrícolas, de ahorro y préstamo, de telecomunicaciones, de servicios y otras. El Instituto Nacional de Estadísticas registra un promedio de cien nuevas cooperativas al año. Se calcula que la participación de las cooperativas en el Producto Interno Bruto (PIB) representa más del 3,5 por ciento .

A nivel mundial, el modelo empresarial cooperativo mueve tanto como la décima economía del mundo y da trabajo a más de cien millones de personas, según cálculos de la Alianza Cooperativa Internacional (ACI).

Las cooperativas, vigentes en Bolivia desde 1956, tienen un modelo económico basado en la colaboración, en el intercambio, en la reducción del consumo material y el aumento de relaciones sociales. 

El modelo cooperativo es la mejor opción para enfrentar la crisis financiera y ofrece las bases para conseguir una forma más sostenible de hacer negocios, en relación con el modelo capitalista tradicional. Las cooperativas, independientemente de su dimensión o rubro, comparten los valores de democracia, solidaridad, equidad, autoayuda y autorresponsabilidad, creando negocios que ofrecen más bienestar, en oposición a la maximización de beneficios en provecho de unos pocos.

Son muy eficientes en la lucha contra la pobreza, ya que fomentan el desarrollo sostenible y la creación de empleos.

La Constitución Política del Estado, en su artículo 55, reconoce al sistema cooperativo que se sustenta en los principios de solidaridad, igualdad, reciprocidad, equidad en la distribución, finalidad social y no lucro de sus asociados. 

Actualmente, el movimiento cooperativo boliviano es un gigante dormido que necesita integrarse y fortalecerse. Es hora de que los y las cooperativistas reconozcan la importancia de su papel en la sociedad, promuevan y amplíen su alcance.

También es urgente que las organizaciones cooperativistas dejen de actuar aisladas y enfrenten juntas a las amenazas.

Por su parte, el Gobierno tiene que asumir su papel de fomentar el cooperativismo y encontrar en él un excelente aliado en la lucha contra la pobreza y la inclusión social. El modelo cooperativo es ideal para la creación de fuentes de empleo para las personas con discapacidad y otros sectores marginados.

Hasta ahora, Bolivia todavía no ha reconocido el potencial que tiene en el movimiento cooperativo. 

En algunos países hoy se lanza el año del cooperativismo, en otros ya se formaron comités nacionales para impulsar el desarrollo del cooperativismo, asegurar la financiación y dinamizar la construcción de empresas cooperativas.

Es tiempo de que se cumpla el postulado constitucional de promover el cooperativismo y comenzar a disfrutar de ese extraordinario sistema solidario, democrático y respetuoso del medio ambiente. Este medio se enorgullece de pertenecer a la Cooperativa de Cemento, Industrias y Servicios Coboce Limitada, fundada hace 46 años, y de trabajar con los principios cooperativistas.

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