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jueves, 15 de abril de 2010

COTEL ha sido durante décadas una bien organizada y progresis cooperativa de teléfonos en La Paz. resistió a todo menos al MAS que se apodera de ella.

Sin la estridencia de otros tiempos, el Gobierno ejecutó algunas medidas que, en el mediano plazo, le permitirán tener el control de la Cooperativa de Teléfonos de La Paz. Y al margen de la naturaleza y condición de Cotel, lo que ocurrió en ella puede ser interpretado como un ensayo para otros casos más “significativos” para los bolivianos y para el Estado.

Poco antes de los comicios del 4 de abril, miles de paceños participaron en la elección de los nuevos directivos de la cooperativa paceña como parte culminante de un proceso ejecutado por los interventores para cambiar a la telefónica. Parecía, pues, que todo iba en camino para modernizar a Cotel y alejarla de la corrupción.

Previamente se había hecho un intenso trabajo que incluyó la modificación y aprobación de los estatutos, un nuevo estatus para los accionistas y una estructura orgánica y de gestión diferente a las de las tradicionales cooperativas del país.

El discurso de lucha contra la corrupción fue alimentado con denuncias sobre las escandalosas y oscuras gestiones que hubo en Cotel. Con toda seguridad, Cotel ha sido una de las entidades más apetecidas por quienes buscan enriquecerse fácilmente, gracias a la falta de fiscalización y el contubernio.

Volvamos. Entonces, la misión que había recibido la Intervención de Cotel parecía encaminada, al punto de que invitó a la Corte Departamental Electoral para que observara la elección de los “consejeros”. Tras una campaña caracterizada por la falta de propuestas y exceso de prebendas, los usuarios de la empresa votaron con la esperanza de que podrían ayudar a la transformación de Cotel, que nunca había entregado utilidades a sus accionistas.

¡Qué ilusión! Porque poco después, los “accionistas” fueron sorprendidos con el anuncio gubernamental de que se suspendía el escrutinio de los votos y días después —esta semana— se informó de que las elecciones habían sido anuladas.

¿Cuál ha sido la verdadera razón para que el Ministerio de Trabajo decida anular las elecciones? ¿Con qué base el Gobierno decide iniciar otro periodo de intervención en una cooperativa que no es de propiedad del Estado? ¿No será que los comicios arrojaron resultados desfavorables a los intereses del Gobierno de turno? ¿Quiénes fueron los vencedores de las elecciones? y ¿por qué se mantiene en el misterio hasta ahora el resultado de aquella jornada de votación?

Ésas son algunas de las preguntas que asaltan después de que el Gobierno decidiera extender la intervención de la telefónica, y es probable que por tiempo indefinido.

Existen pocos antecedentes de lo que ocurrió con Cotel en estos días. El Ministerio de Trabajo, y no el Comité Electoral de Cotel, anuló las elecciones. Además, está claro que el nuevo Interventor de la Cooperativa no mencionó la fecha para unas nuevas elecciones de consejeros.

Lo ocurrido en Cotel ha sido una burla gigantesca. A los usuarios se les faltó el respeto y nadie asume la responsabilidad. Tal parece que el oficialismo no pudo controlar Cotel por la vía del voto, por lo que ha optado por una nueva intervención.

La ventaja para los interesados en controlar Cotel es que jamás fue fiscalizada por el Gobierno o por los socios. Entonces, está claro que es un botín de guerra. (Crónica de La Prensa, muy oportuna)


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