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miércoles, 19 de noviembre de 2008

el asesinato de nelson arévalo (30.09.1991) cochabamba resultó el principio del fin del juego de la pirámide que convulsiona colombia en nuestros días

La mañana del 30 se septiembre de 1991 había llegado a mi oficina del Canal 13, cuando recibí la pronta visita de Marcelino Navía, primer redactor de nuestro departamento de Informaciones. "Mauricio tengo una pepa para darle inmediata difusón", y mi rápido interés "de qué se trata". Acto seguido se aproximó a mostrarme las imágenes recién captadas de Nelson Arévalo quién yacía sin vida en un jeep de Finsa asido a una bolsa de lona. "Apareció muerto en pleno centro al amanecer y al parecer pocos se dieron cuenta de quién se trataba. Yo llegué tan pronto pude" Acto seguido, me puse frente a la cámara de la sala de prensa, mientras Marcelino preparaba la trasmisión de la cinta. "Una muerte trágica, comuniqué a los espectadores del popular canal cochabambino, Nelson ha muerto. Estas son las primeras imágenes sobre el suceso del afamado fundador y gerente general de Finsa, su fundador y sostenedor".
Marcelino aclaró a continuación que las primeras declaraciones de la Policía que recogió el cadáver habían sido de confirmar la identidad del occiso y pasarlo a la morgue donde se le practicaría la autopsia que anticipaba haber recibido impactos de bala muy cercanos en partes vitales del cuerpo que le cegaron la vida instantáneamente.
Durante todo el día estuvimos recibiendo testimonios y reacciones del suceso trágico, he aquí algunas de las que puedo recordar.
Se merecía tal muerte porque había hecho demasiado daño.
Su vida era un infierno, no podía dormir de preocupado y pasaba alcoholizado todo el tiempo.
Las presiones terminaron con su existencia. No le quedaba otra vía que la del suicidio.
Estuvo pidiendo que lo maten a los oficiales carabineros de su cuerpo de seguridad. Inclusive había ofrecido cinco mil dólares anticipados para quién le diera muerte.
No podía soportar el reclamo de los ahorristas. Lo tenían en jaque desde el amanacer pidiéndole la devolución de sus aportes. Para Nelson hacía ya tiempo que se habían terminado las excusas, los cuentos, los embrollos para no pagar, el círculo se le estaba cerrando poco a poco.

La historia breve de FINSA. Un día tendrá que ser escrita con detalle, porque allí estará reflejada la historia de cerca de 30 mil ciudadanos que en Oruro, Llallagua, Quillacollo y Cochabamba principalmente confiaron en "la inmobiliaria" y le entregaron el fruto de sus ahorros. Los recolocalizados de las minas, el monto de sus indemnizaciones y finiquitos con que COMIBOL les había despedido al cerrar las minas. En total FINSA logró hacerse de un capital de 56 millones de dólares que se gastaron casi en su totalidad.
Nelson era un operador en una radio minera, luego llegó a Oruro con igual oficio. Ascendió a locutor e hizo de presentador de programas cuyos auspicios él mismo conseguía. O sea Nelson Arévalo alquilaba espacios para explotarlos a su manera. Desconozco quién tuvo la peregrina idea de ofrecer dinero en préstamo. De inmediato se presentaron interesados, que pagaron por adelantado los intereses del 4% que Nelson pedía. Me presto por tres meses y aquí tiene el 12% correspondiente. Funcionaba bien. "Ahora haremos a la inversa. Pediremos dinero para darlo en préstamo al interés y nosotros también ganaremos" (el programa de radio ganaremos un porcentaje del mismo) Funcionó aún mejor. El prestamista y el prestatario se encontraban en la radio y se hacía la operación. Al cabo del mes se presentaban ambos para pagar y recibir el interés. Como faltara alguno, inmediatamente "se perifoneaba por radio, cobrándole al deudor"
El invento estaba logrado y la maquinaria se puso en marcha.
Pronto abrieron una oficina y tomaron los primeros empleados. "Lo que hacen ustedes está contra la Ley. Sólo los bancos pueden recibir dinero y las Cooperativas con apoyo de la Superintendencia de Bancos" contrataremos abogados y empleados expertos que hubieran trabajado en bancos y cooperativas y les pagaron lo debido. "Ellos tendrán que legalizar nuestras operaciones. Nosotros recibimos el dinero y pagamos"

Rápidamente. En cuestión de semanas la base de la pirámide en Oruro y Llallagua se había cubierto. Había que ampliar el mercado de captación y los muchachos, Nelson y tres de sus hermanos y un cuñado se marcharon a Cochabamba, con ayuda de sus colegas de radio, comenzaron una "gigante campaña radial ampliada a la televisión" la oferta de intereses del 4, subió al 5%, como garantía ofrecían "gigantes inversiones en bienes raíces y proyectos productivos" hasta los más cautos e incrédulos cayeron en las redes de la inmobiliaria. Pronto
surgieron otras varias, clonadas de FINSA, ORCOBOL, COBOL, INVANC, etc. entre todas coparon la oferta publicitaria de radios y estaciones de televisión. Era el auge, todo el mundo a las inmobiliarias. Así podíamos ver colas desde por la mañana, vienen a cobrar? pregunté, "sí, pero vienen sobretodo a dejar dinero" era una fiebre. Todos, o casi todos habían caído en la trampa. Una buena parte del sindicato de la prensa, al menos el grupo de reporteros que ambulaban por las calles estaban como "asalariados de FINSA", recibían un sueldo mensual en sobres. De modo que respiraban felicidad. La gente cobraba sus intereses y a divertirse. En 1991, 1992 los restaurantes, los hoteles, los aviones, los hoteles, los sitios de diversión estaban llenos de gente. Todo el mundo se había dedicado a gastar, total "se trata de los intereses. mi capital está enterito"

Primeras alarmas:
No extrañe pués que cuando una mañana del mes de Julio lanzé por Canal 13 mi pregunta: "Podrían decirme dónde está la empresa comercial o industrial o de exportación que sea capaz de un rendimiento del 60% anual?" Porque el 4% repito en 12 resulta 48% por ciento anual, más gastos administrativos y otros lo menos que se necesita ganar son 60% Y tal actividad lucrativa que no sea el narcotráfico, no existe. No faltaron otros periodistas como Wilson García Mérida que publicó un cuadrito en Los Tiempos con tales preguntas y lo que gastaban en publicidad las inmobiliarias, etc. y hasta tuvo el valor civil de publicar una lista de periodistas que recibían regularmente "su pago de salario". Fue el final, porque días después un sicario le asestó varias puñaladas en pleno centro de Cochabamba y dándolo por muerto huyo el criminal. Hasta el día de hoy el periodista sufre del irreparable daño que le provocaron al perforarle los intestinos.

Así las cosas, recibí una llamada de un compadre al que respetaba mucho, me pidió que fuera almorzar con su familia. "Cómo es que atacas a los Arévalo? No sabías que son honrados, que nunca nos fallan con los intereses, que pagan puntualmente? Además son trabajadores, yo los conozco" No voy a hacerles cambiar de opinión, tan sólo quiero que me den el nombre de la prensa en la cual invierten y que les da tanta ganancia que pueden repartir tanto, repliqué. "por último terció mi comadre, aunque estén exportando pichicata, poco importa si comparten sus utilidades con tanta gente" Terminó el almuerzo y me quedé pensando cuán equivocado estaba mi compadre, hombre de estado, militar de honor, autoridad había sido en sus tiempos. No pasaron muchos meses, se vió aquejado con un cáncer que le obligaba a un viaje urgente al exterior. Vendió un departamento suyo en La Paz y con parte del mismo llegó a FINSA, la esposa consultó con Nelson, qué pasa si deposito 10 mil dólares, al cinco por ciento, me pueden adelantar tres meses". Claro que sí, respondió Nelson, con usted haremos una excepción, aquí tiene los 1.500 dólares de anticipo de intereses. Mi comadre más que feliz, me llamó para darme la noticia. Cuando regresó de Buenos Aires, había estallado la burbuja, nunca más pudo cobrar el resto de los diez mil. FINSA se había tragado todo su capital y el de 28 socios.
Ahora Nelson ya sin vida, había descansado de vivir en un permanente embrollo de 24 horas, acoso del que no podía escapar. Los millones de dólares habían desaparecido, la enorme pirámide erigida en base al juego de capital e intereses se había desmoronado.
La historia se repite en Colombia, y Ecuador a donde la pirámide colombiana mezclada con la droga y el crimen había llegado copiada de Cochabamba, Bolivia años más tarde.

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